Queridos hermanos!!..
la figura esponsal que utiliza la Sagrada Escritura, para manifestar el amor inefable de Dios por cada uno de nosotros, es realmente hermoso.
Toda esta temática, son cosas yá, que corresponden al éskaton final, - que por cierto, me fascina! - vale decir, al final de los tiempos!!
El Esposo de nuestras almas es el mismo JESUCRISTO, y cada uno de nosotros, sea varón o mujer, debemos esperarlo al final de nuestras vidas, al final de los tiempos, con ansias de ir a la Casa Paterna...
Que podamos descubrir con la ayuda del Santo Espíritu de Dios, la alegría del encuentro nupcial de nuestras almas con nuestro Dios, para no separarnos nunca y alabarlo por los siglos de los siglos, amén. aleluya!!..
"Maranatha, Ven Señor Jesús!!!...
el Espíritu y la Esposa, dicen : Ven!
y que todo el que oiga, diga : Ven, Señor Jesús!!!.."
(Cfr. Apocalípsis 22,17)
Disfruten del sgte. texto.... :
1. "Recito mis versos a un rey". Estas palabras, con las que se abre el salmo 44, orientan al lector sobre el carácter fundamental de este himno.
Los estudiosos se han esforzado por identificar las coordenadas históricas del salmo basándose en algunos indicios —como la relación de la reina con la ciudad fenicia de Tiro (cf. v. 13)—, pero sin llegar a una identificación precisa de la pareja real.
2. La liturgia de las Vísperas nos propone usar este salmo como oración, articulándolo en dos momentos.
Por eso, el judaísmo ha reconocido en el salmo 44 un canto nupcial, que exalta la belleza y la intensidad del don de amor entre los cónyuges.
3. El perfil del esposo real está trazado de modo solemne, con el recurso a todo el aparato de una escena de corte. Lleva las insignias militares (Sal 44, 4-6), a las que se añaden suntuosos vestidos perfumados, mientras en el fondo brillan los palacios revestidos de marfil, con sus salas grandiosas en las que suena música (cf. vv. 9-10). En el centro se encuentra el trono, y se menciona el cetro, dos signos del poder y de la investidura real (cf. vv. 7-8).
Al llegar aquí, quisiéramos subrayar dos elementos. Ante todo, la belleza del esposo, signo de un esplendor interior y de la bendición divina: "Eres el más bello de los hombres" (v. 3).
4. Sin embargo, la belleza no es un fin en sí misma. La segunda nota que quisiéramos proponer se refiere precisamente al encuentro entre la belleza y la justicia. En efecto, el soberano "cabalga victorioso por la verdad y la justicia" (v. 5); "ama la justicia y odia la impiedad" (v. 8), y su cetro es "cetro de rectitud" (v. 7).
En el versículo 7, según los estudiosos, el apelativo "Dios" podría dirigirse al rey mismo, porque, habiendo sido consagrado por el Señor, pertenecería en cierto modo al ámbito divino: "Tu trono, oh Dios, permanece para siempre". O podría ser una invocación al único rey supremo, el Señor, que se inclina sobre el rey Mesías.
5. Siguiendo esta lectura cristológica, concluimos remitiéndonos a los Padres de la Iglesia, que atribuyen a cada versículo ulteriores valores espirituales.
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