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SANTO PADRE :

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SANTO PADRE : ORAMOS POR TI !!....

sabato 27 agosto 2022

Liturgia de las Horas. Oficios comunes. SANTA MARÍA VIRGEN



Queridos hermanos,
que la Madre de Dios sea siempre la Reina de nuestros corazones!!
La Liturgia de las horas, en el Común de Santa María Virgen, nos ofrece textos bellísimos que nos invitan a meditar sobre ella, a exaltarla y amarla como Madre de Dios y Madre nuestra!!..
Ella que concibió al Salvador para nuestro mundo...nos ayude también a concebirlo en lo más profundo de nuestro ser, para alegría nuestra y de todos los que nos circundan.
A continuación, les dejo los textos para vuestra meditación...que el Santo Espíritu de Dios los haga disfrutarlos, tanto como yo...no se arrepentirán!!!...






- COMÚN DE SANTA MARÍA VIRGEN - 

ÍNDICE :

    Salmodia :
        Salmo 112. Alabado sea el nombre del Señor
        Salmo 147. Restauración de Jerusalén
        Cántico Ef 1, 3-10. Plan Divino de la salvación
    Lectura breve : Ga ,-5
    Responsorio breve
    Canto evangélico : Magníficat
    Preces I / II
    Oración

    Salmo invitatorio : Salmo 94. 
       Invitación a la alabanza divina

    Himno
    Salmodia :
        Salmo 23. Del Señor es la tierra y cuanto la llena
        Salmo 45. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza
        Salmo 86. Dios la ha cimentado sobre el monte santo
    1ª Lectura:
    a) Del libro del profeta Isaías 
            7, 10-14; 10; 11, 1-9
            El Emmanuel, rey pacífico
    Responsorio
    b) De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 
        3, 22-4, 7
        Por la fe, somos hijos y herederos de Dios
    Responsorio
    2ª Lectura:
    a) De las sermones de san Sofronio, obispo

    (Sermón 2, en la Anunciación de la Santísima Virgen, 21-22. 26: PG 87, 3, 3242. 3250)
    La bendición del Padre ha brillado para los hombres por medio de María

    Responsorio
    b) De los Sermones del beato Elredo, abad

    (Sermón 20, En la Natividad de santa María: PL 195, 322-324)
María, madre nuestra

    Responsorio
    c) De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo

    (Núms. 61-62)
    La maternidad de María en la economía de la gracia

         Responsorio

    Himno I/II
    
    Salmodia:
        Salmo 62. El alma sedienta de Dios
        Cántico Dn 3, 57-88. 56
           Toda la creación alabe al Señor
        Salmo 149. Alegría de los santos
    
   Lectura breve Cf. Is 61, 10
     Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios
    Benedíctus. Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
    Preces
    Oración


Lectura breve. So 3, 14.15b
Regocíjate, hija de Sión; salta y grita de júbilo.


SEXTA
Lectura breve. Za 9, 9a
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén.

Lectura breve. Jdt 13, 31
Que el Altísmo te bendiga, hija, más que a todas las mujeres de la tierra.



Himno

Salmodia
    Salmo 121. La ciudad santa de Jerusalén
    Salmo 126. El esfuerzo humano es inútil sin Dios
    Cántico. (Ef 1, 3-10). Plan divino de la salvación

Lectura breve. Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Resposorio breve
Canto evangélico. Magníficat
Preces I / II
Oración





CONTENIDO :


I Vísperas






HIMNO

Salve, del mar Estrella,
salve, Madre sagrada
de Dios y siempre virgen,
puerta del cielo santa.

Tomando de Gabriel
el «Ave», Virgen alma,
mudando el nombre de Eva,
paces divinas trata.

La vista restituye,
las cadenas desata,
todos los males quita,
todos los bienes causa.

Muéstrate madre, y llegue
por ti nuestra esperanza
a quien, por darnos vida,
nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
libres de culpa, infunde
virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
camino firme allana,
que quien a Jesús llega
eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
una a los tres le demos,
y siempre eternas gracias. Amén.


SALMODIA

Ant. 1. Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T. P. Aleluya.)


Salmo 112
Alabado sea el nombre del Señor

Derriba del trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Ant. Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T. P. Aleluya.)


Ant. 2. Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. (T. P. Aleluya.)


Salmo 147
Restauración de Jerusalén

Ven y te mostraré la desposada, 
la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Ant. Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. (T. P. Aleluya.)


Ant. 3. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T. P. Aleluya.)


Cántico Ef 1, 3-10
Plan Divino de la salvación

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Ant. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T. P. Aleluya.)


LECTURA BREVE
  Ga 4, 4-5

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.


RESPONSORIO BREVE

Fuera del tiempo pascual:

V/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.
R/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.

V/. Madre de Dios, intercede por nosotros.
R/. ¡Oh Virgen!, has permanecido intacta.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta.

Tiempo pascual:

V/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta. Aleluya, aleluya.
R/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta. Aleluya, aleluya.

V/. Madre de Dios, intercede por nosotros.
R/. Aleluya, aleluya.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Después del parto, ¡oh Virgen!, has permanecido intacta. Aleluya, aleluya.


CÁNTICO EVANGÉLICO

Magníficat, ant.: 
El Señor ha mirado mi humillación y el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (T. P. Aleluya.)

O bien: Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. (T. P. Aleluya.)



Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezan con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enalnaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
- como lo había prometido a nuestros padres -
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre.

Se repite la antífona del canto evangélico.



PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
- haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.

Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
- y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste de María la llena de gracia,
- concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
- y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.


Tú que coronaste a María como reina del cielo,
- haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

____________________________
O bien estas otras :


Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:
Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
- haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
- haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,
- levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
- por su intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.


Tú que coronaste a María como reina del cielo,
- haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.



Oración
Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Te pedimos , Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos alas alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de u Hijo, nuestros Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.

O bien :

Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en ese día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Te rogamos, Señor,que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen María, para que nos veamos libres de todo peligro y podamos vivir en tu paz. Por nuestros Señor Jesucristo.

O bien :

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celeramos, hacernos dignos de participar, como ella,de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Dios todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este mundo y alcanzar las alegría del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.




Invitatorio






Antífona
Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.

O bien :

Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.

Salmo invitatorio
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina

Animaos unos a otros, día tras día, 
mientras dure este "hoy" (Hb 3,13)

Se anuncia la antífona, y la asamblea la repite:

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándoles gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor, es un Dios grande,
soberano de todos los dioses;
tiene en sus manos las cimas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo, 
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que el guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurescáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso".

Se repite la antífona.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.







Oficio de lectura



HIMNO

María, pureza en vuelo,
Virgen de vírgenes, danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del Cielo.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén




SALMODIA

Ant. 1. María ha recibido la bendición del Señor y le ha hecho justicia el Dios de salvación. (T. P. Aleluya.)


Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant. María ha recibido la bendición del Señor y le ha hecho justicia el Dios de salvación. (T. P. Aleluya.)




Ant. 2. El Altísimo ha consagrado su morada. (T. P. Aleluya.)

Salmo 45

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Ant. El Altísimo ha consagrado su morada. (T. P. Aleluya.)


Ant. 3. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María! (T. P. Aleluya.)

Salmo 86

Dios la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia 
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes 
han nacido allí.»

Se dirá de Sión: «Uno por uno 
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.» 
y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»

Ant.  ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María! (T. P. Aleluya.)


V/. María conservaba todas estas cosas. (T. P. Aleluya.)
R/. Meditándolas en su corazón. (T. P. Aleluya.)



PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 
7, 10-14; 10; 11, 1-9

El Emmanuel, rey pacífico

En aquellos días, habló el Señor a Ajaz, diciendo:
«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Ajaz:
«No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, heredero de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará él mismo una señal. Mirad: la joven ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, porque tenemos a Dios-con-nosotros.
Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, y la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: y un niño pequeño los conducirá. La vaca pastará con el oso, sus crías yacerán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará junto al agujero del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. 
No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo: porque estará lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.»

Responsorio 
Cf. 1s 7, 14; cf. 9, 6. 7

R/. Mirad: la joven ha concebido y dará a luz un hijo, * Y  es su nombre: Marvilla de Consejero,  Dios guerrero.
V/. Sobre el trono de David y sobre su reino se sentará para siempre.
R/. * Y  es su nombre: Maravilla de Consejero,  Dios guerrero.


o bien:

De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 
3, 22-4, 7

Por la fe, somos hijos y herederos de Dios


Hermanos: La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe de Jesucristo a todo el que cree.
Antes de que llegara la fe, estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Crsito y Dios nos justificara por la fe. Una vez, que la fe ha llegado, ya no estamos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Quiero decir: mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, pues, aunque es dueño de todo lo tienen bajo tutores y curadores, hasta le fecha fijada por su padre. Igual nosotros,cuando éramos menores estábamos esclavizados por lo elemental del mundo. Pero, cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos,Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abba" (Padre). Así, que ya no erse esclavo, sino hijo; y, si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.



Responsorio 
Cf. Ga 4, 4-5; Ef 2,4; Rm 8,3

R/. Mirad que ya se cumplió el tiempo, y ha enviado Dios a su Hijo a la tierra, nacido de una Virgen, nacido bajo la ley, * Para rescatar a los que estaban bajo la ley.
V/. Dios por el gran amor con que nos amó, envió a su propio Hijo, encarnado en una carne pecadora como la nuestra.
R/. *Para rescatar a los que estaban bajo la ley.



SEGUNDA LECTURA



De las sermones de san Sofronio, obispo

(Sermón 2, en la Anunciación de la Santísima Virgen, 21-22. 26: PG 87, 3, 3242. 3250)

La bendición del Padre ha brillado para los hombres por medio de María

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. ¿Y qué puede ser más sulbime que este gozo, oh Virgen Madre?  ¿O qué cosa puede ser más excelente, que esta gracia, que, viniendo de Dios, sólo tu has obtenido? ¿Acaso se puede imaginar una gracia más agradable o más espléndida? Todas las demás no se pueden comparar a las marvillas que se realizan en ti; todas las demás son inferiores a tu gracia; todas, incluso las más excelsas, son secundarias y gozan de una claridad muy inferior.
El Señor está contigo. ¿Y quién es el ue puede competir contigo? Dios proviene de ti, ¿quién no te cederá el paso, quién habrá que no te conceda con gozo la primacía y la precedencia? Por todo ello, contemplando tus excelsas prerrogativas, que destacan sobre las de todas las criaturas, te aclamo con el máximo entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. pues tu eres la fuente del gozo no sólo para los hombres, sino también para los ángeles del cielo.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en bendición; pues has hecho que Adán, que yacía postrado por una maldición fuera bendecido por medio de ti.
Verdaderamente, bendita tu entre las mujeres, pues por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres y los ha liberado de la antigua maldición.
Verdaderamente, bendita tu entre las mujeres, pues por medio de ti encuentran la salvación tus progenitores, pues tu has engendrado al Salvador que les concederá la salvación eterna.
Verdaderamente, bendita tu entre las mujeres, pues sin concurso de varón has dado a luz aquel fruto que es bendición para todo el mundo, al que ha redimido de la maldición que no producía sino espinas.
Verdaderamente, bendita tu entre las mujeres, pues a pesar de ser mujer, criaura de Dios como todas las demás, has llegado a ser, de verdad, Madre de Dios. Pues, lo que nacerá de tí es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, y, por lo tanto, con toda justicia y con toda razón, te llamas Madre de Dios, pues de verdad das a luz a Dios.
Tú tienes en tu seno al mismo Dios, hecho hombre en tus entrañas, quien, como un esposo, saldrá de ti para conceder a todos los hombres el gozo y la luz  divina.
Dios ha puesto en ti, oh Virgen, su tienda como en un cielo puro y resplandeciente. Saldrá de ti como el esposo de su alcoba e, imitando el  el recorrido del sol, recorrerá en su vida el camino de la futura salvación para todos los vivientes,  y, extendiéndose de un extremo a otro del cielo, llenará con calor divino y vivificante todas las cosas.


RESPONSORIO 
S. Sofronio, Sermón 2

R/. Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en endición * Por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres. (T. P. Aleluya.)
V/. Por medio de ti encuentran la salvación tus progenitores.
R/. 
Por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres. (T. P. Aleluya.)


O bien:

De los Sermones del beato Elredo, abad

(Sermón 20, En la Natividad de santa María: PL 195, 322-324)

María, madre nuestra

Acudamos a la esposa del Señor, acudamos a su madre, acudamos a su más perfecta esclava. Pues todo esto es María.
¿Y qué es lo que le ofrecemos? ¿Con qué dones le osequiaremos? ¡Ojalá pudiéramos prsentarle lo que en justicia le debemos! Le debemos honor, porque es la madre de nuestro Señor. Pues quien no honra a la Madre sin duda que deshonra al Hijo, La ecritura, en efecto, afirma : Honra a tu padre y a tu madre.
¿Qué es lo que diremos hermano? ¿Acaso no es nuestra madre? En verdad, hermanos, ella es nuestra madre. Por ella hemos nacido no al mundo, sino a Dios.
Como sabéis y creéis, nos encontrábamos todos en el reino de la muerte, en el dominio de la caducidad, en las tinieblas, en la miseria. En el reino de la muerte, porque habíamos perdido al Señor; en el dominio de la caducidad, porque vivíamos en la corrupción; en las tinieblas, porque habíamos perdido la luz de la sabiduría, y, como consecuencia de todo esto, habíamos percecido completamente. Pero por medio de María hemos nacido de una forma mucho más excelsa que por medio de Eva, ya que por María ha nacido Cristo. En vez de la antigua caducidad, hemos recuperado la novedad de vida, en vez de la corrupción, la incorrupción; en vez de las tinieblas, la luz.
María es nuestra Madre, la madre de nuestra vida, la madre de nuestra incorrupción, la madre de nuestra luz. El Apósol afirma de nuestro Señor: Dios lo ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Ella, pues, que es madre de Cristo, es también madre de nuestra sabiduría, madre de nuestra justicia, madre de nuestra santificación, madre de nuestra redención. Por lo tanto, es para nosotros madre en un sentido muco más profundo aún que nuestra propia madre según la carne. Porque nuestro nacimiento de María es mucho mejor, pues de ella viene nuestra santidad, nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención.
Afirma la Escritura : Alabad al Señor en sus santos. Si nuestro Señor desea ser alabado en sus santos, en los que hizo maravillas y prodigios, cuánto más debe ser alabado en María, en la que hizo la mayor de las maravillas, pues él mismo quiso nacer de ella.

RESPONSORIO

R/. Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza. *De ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor, por quien hemos sido salvados y redimidos. (T. P. Aleluya.)
V/. Celebremos con gozo la festividad de la Virgen María
R/. *De ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido salvados y redimidos. (T. P. Aleluya.)



O bien:

De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo

(Núms. 61-62)

La maternidad de María en la economía 
de la gracia

La Santísima Virgen, desde toda la eternidad, fue predestinada como Madre de Dios, al mismo tiempo que la encarnación del Verbo, y por disposición de la divina providencia fue en la tierra la madre excelsa del divino Redentor y  de forma singular, la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor.
Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando él moría en la cruz, cooperó de forma única a la obra del Salvador, por su obediencia, su fe,  su esperanza y su ardiente caridad, para restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por todo ello es nuestra madre en el orden de la gracia.
Ya desde el consentimiento que prestó fielmente en la anunciación y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz, hasta el momento de la consumación final de todos los elegidos, pervive sin cesar en la economía de la gracia esta maternidad de María.
Porque, después de la asunción a los cielos, no ha abandonado esta misión salvadora, sino que con su constante intercesión continúa consiguiéndonos los dones de la salvación eterna.
Con su amor materno, vela sobre los hermanos de su Hijo que todavía peregrinan y que se encuentran en peligro y en angustia, hasta que sean conducidos a la patria del cielo. Por todo ello, La bienaventurada Vigen es invocada en la Iglesia, con los títulos de abogada, auxiliadora, socorro, mediadora. Sin embargo, estos títulos hay que entenderlos de tal forma, que no disminuyan, ni añadan nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador.
Ninguna criatura podrá nunca compararse con el Verbo encarnado, redentor nuestro. Pero así como el sacerdocio de Cristo se participa de diversas formas, tanto por los ministros sagrados como por el pueblo fiel, y así como la única bondad divina se difunde realmente de formas diversas en las criaturas, igualmente la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas diversas clases de cooperación, participada de la única fuente.
La Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente ya la recomienda a la piedad de los fieles, para que,  apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador.



RESPONSORIO

R/. No sé con qué alabanzas ensalzarte, oh santa e inmaculada virginidad.*Porque llevaste en tu seno al que los cielos no puede abarcar. (T. P. Aleluya.)
V/. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
R/. 
*Porque llevaste en tu seno al que los cielos no puede abarcar. (T. P. Aleluya.)

En las solemnidades y fiesta, se dice el himno Te Deum, p.492.
La oración como en Laudes.



I

Quíen podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

¡O madre de Dios y hombre!
¡O concierto de concordia!
Tú que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales;
da remedio a nuestros males.
Tú que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú que estabas muy guarada
para quién de tí nació;
pues por tí nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.

Tú que eres flor de las flores,
tú que del cielo eres puerta,
tú que eres olor de olores,
tú que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.

II

Lucero del alba,
luz de mi alma,
santa María.

Virgen y Madre,
hija del Padre,
santa María.

Flor del Espíritu,
Madre del Hijo,
santa María.

Amor maternal
del Cristo total,
santa María. Amén.




Ant. 1. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T. P. Aleluya.)


Salmos y cántico del domingo de la semana I del Salterio

Salmo (62, 2-9)

El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que 
rechaza las obras de las tinieblas.


¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciará de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre.

Ant. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T. P. Aleluya.)


Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T. P. Aleluya.)


Cántico 
 Dn 3, 57-88. 56
Toda la creación alabe al Señor

Alabad al Señor sus siervos 
todos. (Ap 19, 5)

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;.
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Al final de este cántico no se dice  Gloria al Padre.

Ant. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T. P. Aleluya.)


Ant. 3. ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T. P. Aleluya.)


Salmo 149
Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo 
pueblo de Dios, se alegran en su 
Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre.

Ant. ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T. P. Aleluya.)


LECTURA BREVE 
Cf. Is 61, 10

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.



RESPONSORIO BREVE


V/. El Señor la eligió * Y la predestinó.
R/. El Señor la eligió y la predestinó.

V/. La hizo morar en su templo santo.
R/. *Y la predestinó.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. El Señor la eligió * Y la predestinó.




Benedíctus, ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T. P. Aleluya.)


Benedíctus
Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres;
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a los puelos su salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre.


Benedíctus, ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T. P. Aleluya.)


PRECES

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.

Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
- haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Palabra eterna del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,
- líbranos de la corrupción del pecado.

Salvador del mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,
- por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre,
- haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

____________________________________


O bien estas otras :

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
- líbranos también a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
- haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
- ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.

Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
- haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.

Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
- danos el gozo de tener parte en su gloria.

______________________________________________________________

Padre nuestro.


Oración

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:


Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud del alma y del cuerpo, y, por la  intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrias del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.

O bien :

Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en ese día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen María, para que nos veamos libres de todo peligro y podamos vivir en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen maría, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Dios todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este mundo y alcanzar las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.







Hora intermedia



Tercia

En la salmodia complementaria, en lugar del salmo 121, que se dice en las IIVísperas, puede decirse el salmo 128, p.993.

Ant. Todos se dedicaban a la oración en común, con María, la madre de Jesús.




LECTURA BREVE

So 3, 14.15b

Regocíjate, hija de Sión; salta y grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, hija de Jerusalén. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti.

V/. Dichosos los que escuchan la palabra de Dios.
R/. Y la cumplen.


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Sexta 
Ant. Dijo la Madre de Jesús: "Haced lo que él os diga".


LECTURA BREVE
 Za 9, 9a
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; Mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso.

V/. Dichoso el vientre de María, la Virgen.
R/. Que llevó al Hijo del eterno Padre.


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Nona 

En la salmodia complementaria, en lugar del salmo 126, que se dice en las II Vísperas, puede decirse el salmo 130, p.833.

Ant. Dijo el Señor a su Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo : "Ahí tienes a tu madre".


LECTURA BREVE
Jdt 13, 31
Que el Altísmo te bendiga, hija, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito el Señor, creador del cielo y de la tierra, que enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. Los que recuerden esta hazaña de Dios jamás perderán la confianza que tú inspiras.

V/. Bendita tú entre las mujeres.
R/. Y bendito el fruto de tu vientre.


La oración como en Laudes.


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II Vísperas




HIMNO

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso,que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tú pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad,
fuente de toda virtud!,
no ceses de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.


SALMODIA

Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T. P. Aleluya.)


Salmo 121
La ciudad santa de Jerusalén

Os habéis acercado al monte de Sión, 
ciudad del Dios vivo, 
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre.

Ant. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T. P. Aleluya.)


Ant. 2. Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. (T. P. Aleluya.)


Salmo 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios

Sois edificación de Dios. (1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre.

Ant. Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. (T. P. Aleluya.)

Ant. 3. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (T. P. Aleluya.)


Cántico 
(Ef 1, 3-10)
Plan divino de la salvación

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre.

Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (T. P. Aleluya.)




LECTURA BREVE 
 Ga 4, 4-5

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.



RESPONSORIO BREVE


V/. Alégrate, María, llena de gracia, *El Señor está contigo.
R/. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.

V/. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R/. *El Señor está contigo.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Alégrate, María, llena de gracia, *El Señor está contigo.





Magníficat, ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. (T. P. Aleluya)



Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezan con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enalnaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
- como lo había prometido a nuestros padres -
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre.

Magníficat, ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. (T. P. Aleluya)

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
- haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.

Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
- y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste de María la llena de gracia,
- concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
- y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
- haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

___________________________

O bien estas otras:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
- haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
- haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,
- levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
- por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
- haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos, la felicidad de tu reino.

_____________________


Padre nuestro.


Oración

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:


Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacere, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.

O bien :

Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en ese día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen María, para que nos veamos libres de todos los peligros y podamos vivir en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien :

Dios todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este mundo y alcanzar las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


Fuente biliográfica :
Común de santa María Virgen
Liturgia de las horas
Tomo IV
Coeditores litúrgicos
Barcelona. 2005
1422-1449.