gloria al Espíritu. Amén.
II
Ruega por nosotros,
amorosa Madre,
para que tu Hijo
no nos desampare.
De tus ojos penden
las felicidades;
míranos, Señora,
no nos desampares.
Bien veo, Señora,
madre de mi alma,
que por mis pecados
lágrimas derramas.
Gloria, gloria al Padre,
gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre
igual al Espíritu. Amén.
Las antífonas, los salmos, el versículo y la primera lectura con su responsorio, se toman del sábado correspondiente.
SEGUNDA LECTURA
Como segunda lectura puede tomarse una cualuiera del Común de santa María Virgen, pp. 1433-1437, o bien la del sábado correspondiente, con sus respectivos responsorios.
También puede tomarse cualquiera de las siguientes lecturas :
De los sermones de san Proclo de Constantinopla, obispo
(Sobre la Natividad del Señor, 1-2:PG 65,843-846)
El Amigo de los hombres se ha hecho hombre, naciendo de la Virgen
Alégrense los cielos, y las nubes destilen la justicia, porque el Señor se ha apiadado de su pueblo. Alégrense los cielos, porque al ser creados en el principio, también Adán fue formado de la tierra virgen por el Creador, mostrándose como amigo y familiar de Dios. Alégrense los cielos, porque ahora, de acuerdo con el plan divino, la tierra ha sido santificada por la encarnación de nuestro Señor, y el género humano ha sido liberado del culto idolátrico. Las nubes destilen la justicia, porque hoy el antiguo extravío de Eva ha sido reparado y destruído por la pureza de la Virgen María y por el que de ella ha nacido, Dios y hombre juntamente. Hoy el hombre, cancelada la antigua condena, ha sido liberado de la horrenda noche que sobre él pesaba.
Cristo ha nacido de la Virgen, ya que de ella ha tomado carne, según la libre disposición del plan divino: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros; por esto, la Virgen ha venido a ser madre de Dios. Y es virgen y madre al mismo tiempo, porque ha dado a luz a la Palabra encarnada, sin concurso de varón; y, así, ha conservado su virginidad por la acción milagrosa de aquél que de este modo quiso nacer. Ella es Madre, con toda verdad, de la naturaleza humana de aquel que es la Palara divina, ya que en ella se encarnó, de ella salió a la luz del mundo, identificado con nuestra naturaleza, según su sabiduría y voluntad, con las que obra semejantes prodigios. De ellos, según la carne, nació el Mesías, como dice san Pablo.
En efecto, él fue, es y será siempre el mismo; mas por nosotros se hizo hombre, sin sufrir por eso menoscao alguno en su divinidad. Por mí se hizo semejante a mí, se hizo lo que no era, aunque conservando lo que era. Finalmente, se hizo hombre, para cargar sobre sí el castigo por nosotros merecido y hacernos, de esta manera, capaces de la adopción filial y otorgarnos aquél reino, del cual pedimos que nos haga dignos la gracia y misericordia del Señor Jesucristo, al cual, junto con el Padre y el Espíritu Santo, pertenece la gloria, el honor y el poder, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
RESPONSORIO
Sal 71,6. 19; Ap 21,3
R/. Que baje como lluvia sore el césped, *Que la gloria de Dios llene la tierra.
V/. Ésta es la morada de dios con los hombres; acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. *Que la gloria.
O bien:
De los sermones del beato Guerrico, abad
(Sermón I en la Asunción de santa María : PL 185, 187-189)
María, madre de Cristo y madre de los cristianos
Un solo hijo dio a luz María, el cuál, así como es Hijo único del Padre celestial, así también es el hijo único de su madre terrena. Y esta única virgen y madre, que tiene la gloria de haer dado a luz al Hijo único del Padre, abarca, en su único hijo, a todos los que son miembros del mismo; y no se avergüenza de llamarse madre de todos aquellos en los que ve formado o sabe que se va formando Cristo, su hijo.
La antigua Eva, más que madre madrasta, ya que dio a gustar a sus hijos la muerte antes que la luz del día, aunque fue llamada madre de todos los que viven, no justificó este apelativo; María, en cambio realizó plenamente su significado, ya que ella, como la Iglesia de la que es figura, es madre de todos los que renacen a la vida. Es, en efecto, madre de aquella Vida por la que todos viven, pues, al dar a luz esta Vida, regeneró, en cierto modo, a todos los que habían de vivir por ella.
Esta santa madre de Cristo, como sabe que, en virtud de este misterio, es madre de los cristianos, se comporta con ellos con solicitud y afecto maternal, y en modo alguno trata con dureza a sus hijos, como si no fuesen suyos, ya que sus entrañas, una sola vez fecundadas, aunque nunca agotadas, no cesan de dar a luz el fruto de piedad.
Si el Apóstol de Cristo no deja de dar a luz a sus hijos, con su solicitud y deseo piadoso, hasta que Cristo tome forma en ellos, ¿cuánto más la madre de Cristo? Y Pablo los engendró con la predicación de la palabra de verdad con que fueron regenerados; pero María de un modo más santo y divino, al engendrar al que es la Palabra en persona. Es ciertamente, digno de alabanza el ministerio de la predicación de Pablo; pero es más admirable y digno de veneración el misterio de la generación de María.
Por eso, vemos cómo sus hijos la reconocen por madre, y así, llevados por un natural impulso de piedad y de fe, cuando se hallan en alguna necesidad o peligro, lo primero que hacen es invocar su nombre y buscar refugio en ella, como el niño que se acoge al regazo de su madre.
Por esto, creo que no es un desatino al aplicar a estos hijos lo que el profeta haía prometido : Tus hijos habitarán en ti; salvando, claro está, el sentido originario que la Iglesia da a esta profecía.
Y, si ahora habitamos al amparo de la madre del Altísimo, vivamos a su sombra, como quien está bajo sus alas, y así después, reposaremos en su regazo, hechos pertícipes de su gloria. Entonces resonará unánime la voz de los que se alegran y se congratulan con su madre: Y cantarán mientras danzan : "Todas mis fuentes están en ti, santa Madre de Dios".
RESPONSORIO
Mt 1,20.21; Mi 5,3
R/. La criatura ue hay en María viene del Espíritu Santo; dará a luz un Hijo. *Él salvará a su pueblo de los pecados.
V/. Se mostrará grnade hasta los confines de la tierra; y éste será nuestra paz. *Él salvará.
O bien :
De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Sobre el cementerio y la cruz, 2: PG 49,396)
Adán y Cristo, Eva y María
¿Te das cuenta, qué victoria tan admirable? ¿Te das cuenta de cuán esclarecidas son las obras de la cruz? ¿puedo decirte algo más marvilloso todavía? Entérate cómo ha sido conseguida esta victoria, y te admirarás más aún.
Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte el castigo de Adán. Más he aquí que, de nuevo, una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo.
¿Te das cuenta de cómo el diablo es vencido en aquello mismo en que antes había triunfado? en un árbol el diablo hizo caer a Adán; en un árbol derrotó Cristo al diablo.
Aquel árbol hacía descender a la región de los muertos; éste, en cambio, hace volver de este lugar a los que a él habían descendido. Otro árbol ocultó la desnudez del hombre, después de su caída; éste, en cambio, mostró a todos, elevado en alto, al vencedor, también desnudo.
Aquella primera muerte condenó a todos los que habían de nacer después de ella; esta segunda muerte resucitó incluso a los nacidos anteriormente a ella. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios? Una muerte se ha convertido en causa de nuestra inmortalidad: éstas son las obras esclarecidas de la cruz.
¿Has entendido el modo y significado de esta victoria? Entérate ahora cómo esta victoria fue lograda sin esfuerzo ni sudor por nuestra parte. Nosotros no tuvimos que ensangrentar nuestras armas, ni resistir en la batalla, ni recibir heridas, ni tan siquiera vimos la batalla, y, con todo, obtuvimos la victoria, fue el Señor quién luchó, y nosotros quienes hemos sido coronados. Por tanto, ya que la victoria es nuestra, imitando a los soldados, cantemos hoy, llenos de alegría, las alabanzas de esta victoria, y alabemos al Señor diciendo: ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
Éstos son los admirables beneficios de la cruz en favor nuestro : la cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglessia, el motivo de gloriarse de Pablo,la protección de los santos, la luz de todo el orbe.
RESPONSORIO
R/. Por voluntad del Señor, que quiso restablecer nuestra dignidad, *Eva engendró a María, como una espina a una rosa.
V/. Para que la virtud cubriera el pecado, y la gracia remediara la culpa. *Eva engendró.
O bien :
De la Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano II
(Núms. 63-65)
María, tipo de la Iglesia
La bienaventurada Virgen, por el don de la prerrogativa de la maternidad divina, con la que está unida al Hijo redentor, y por sus singulares gracias y dones, está unida también intimamente a la Iglesia. La Madre de Dios es tipo de la Iglesia, como ya enseñaba san Ambrosio, a saber; en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo.
Porque en el misterio de la Iglesia, que con razón es también llamada madre y virgen, la bienaventurada Virgen María la precedió, mostrando, en forma eminente y singular, el modelo de la virgen y de la madre, pues creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre, y esto sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como nueva Eva, prestando fe, no adulterada por duda alguna, no a la antigua serpiente, sino al mensaje de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó como primogénito de muchos hermanos, a saber; los fieles a cuya generación y educación coopera con materno amor.
Ahora bien, la Iglesia, contemplando su arcana santidad e imitando su caridad, y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, también ella es hecha madre, por la palabra de Dios fielmente recibida; en efecto, por la predicación y el bautismo, engendra para la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. Y también ella es virgen que custodia pura e íntegramente la fe prometida al Esposo e, imitando a la Madre de su Señor, por la virtud del Espíritu Santo, conserva virginalmente la fe íntegra, la sólida esperanza, la sincera caridad.
Mientras que la Iglesia en la Santísima Virgen ya llegó a la perfección, por la que se presenta sin mancha ni arruga, los fieles, en cambio, aún se esfuerzan en crecer en la santidad venciendo al pecado; y, por eso, levantan sus ojos hacia María, que brilla ante toda la comunidad de los elegidos como modelo de virtudes. la Iglesia reflexionando piadosamente sobre ella y contemplándola en la luz de la Palabra hecha hombre, llena de veneración, entra más profundamente en el sumo misterio de la encarnación y se asemeja más y más a su Esposo.
Porque María, que, habiendo entrado íntimamente en la historia de la salvación, en cierta manera une y refleja en sí las más grandes exigencias de la fe, mientras es predicada y honrada, atrae a los creyentes hacia su Hijo y su sacrificio y hacia el amor del Padre. La Iglesia, a su vez, buscando la gloria de Cristo, se hace más semejante a su excelso modelo, progresando continuamente en la fe, la esperanza y la caridad, buscando y obedeciendo en todas las cosas la divina voluntad.
Por lo cual, también en su ora apostólica, con razón la Iglesia mira hacia aquella que engendró a Cristo, concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen, precisamente para que, por la Iglesia, nazca y crezca también en los corazones de los fieles. La Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto materno que debe animar también a los que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan para regenerar a los hombres.
RESPONSORIO
R/. Por la Virgen María se manifestó a los creyentes la salvación del mundo. *Su vida ilustre da esplendor a todas las Iglesias.
V/. Celebremos con devoción el recuerdo de la bienaventurada Virgen María. *Su vida.
Como segunda lectura puede tomarse también la del día 22 de agosto, p.1129, la del día 7 de octubre, p.1265, o la del día 21 de noviembre, p. 1377.
La oración como en Laudes
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Laudes
HIMNO
Salve, Madre; en la tierra de tus amores,
te saludan los cantos que alza el amor.
Reina de nuestras almas, flor de las flores,
muestra aquí de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo te aman mejor.
Virgen santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía;
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare
todo mi amor para ti;
mas si mi amor te olvidare...,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare,
tú no te olvides de mí.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
II
Quiero seguirte a ti, flor de las flores,
siempre decir cantar de tus loores;
no me partir de te servir,
mejor de las mejores.
Gran confianza tengo yo en ti, Señora,
mi esperanza está en ti, hora tras hora;
de tribulanza, sin tardanza
venme a librar ahora.
Estrella del mar, puerto de belleza
de todo mi dolor en mi tristeza
venme a librar y confortar,
Señora de la alteza.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
III
Tú eres toda hermosa
¡oh Madre del Señor!;
tú eres de Dios gloria,
la obra de su amor.
¡Oh rosa sin espinas!,
¡Oh vaso de elección!
de ti nació la vida,
por ti nos vino Dios.
Sellada fuente pura
de gracia y de piedad,
bendita cual ninguna,
sin culpa original.
Infunde en nuestro pecho
la fuerza de tu amor,
feliz Madre del Verbo,
custodia del Señor. Amén.
Las antífonas y los salmos, del sábado correspondiente.
LECTURA BREVEGa 4,4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
R/. Después del parto, *Oh Virgen, has permanecido inviolada.
V/. Madre de Dios, intercede por nosotros. *Oh Virgen, has permanecido inviolada. Gloria al Padre. Después.
__________________________
O bien:
LECTURA BREVE
Cfr. Is 61,10
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas.
RESPONSORIO BREVE
R/. El Señor la eligió *Y la predestinó. El Señor.
V/. La hizo morar en su templo santo. *Y la predestinó. Gloria al Padre. El Señor.
O bien:
LECTURA BREVE
Ap 12,1
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
RESPONSORIO BREVE
R/. Alégrate, María, llena de gracia, *El Señor está contigo.
V/. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. *El Señor está contigo. Gloria al Padre. Alégrate.
___________________________
Para el cántico del Benedictus se toma una de las siguientes antífonas :
1. Celebremos con devoción el recuerdo de la bienaventurada Virgen María, para que interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.
2. El Altísimo te ha bendecido, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra.
3. Por ti, Virgen Inmaculada, hemos recobrado la vida que habíamos perdido, ya que diste a luz para el mundo al Salvador que habías recibido del cielo.
4. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Aleluya.
5. No sé con qué alabanzas ensalzarte, oh santa e inmaculada virginidad de María, pues por ti hemos recibido a nuestro Redentor, Jesucristo, nuestro Señor.
6. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.
CANTO EVANGÉLICO
BENEDICTUS
Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre.
Se repite la antífona del Canto evangélico.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.
Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,
- haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,
- líbranos de la corrupción del pecado.
Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz,
- por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre,
- haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
____________________________
O bien estas otras :
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle :
Que tu madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador del mundo, que, con la eficacia de tu redención, preservaste a tu madre de toda mancha de pecado,
- líbranos a nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
- haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte,
- ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
Rey de reyes, que elvaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,
- haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María Reina,
- danos un día el gozo de tener parte en la gloria.
_____________________________
Padre nuestro.
Oración
Se dice una de las oraciones siguientes :
Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien :
Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.
O bien :
Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en este día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien :
Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen María, para que nos veamos libres de todo peligro y podamos vivir en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien :
Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien :
Dios todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este mundo y alcanzar las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Fuente biliográfica :
Memoria de santa María en sábado
Liturgia de las horas
Tomo IV
Coeditores litúrgicos
Barcelona. 2005
1450-1463.
OREMOS por nuestro mundo !!.....